MICRORRELATO Nº1
Corría la noche en la sombría ciudadela, los ímprobos
habitantes evitaban la atenebre luz de las escasas farolas e intentaban
embaucar a los tontos que no les importaba desperdiciar algunas monedas. Me
detuve en un bar y me acomodé en una de sus sillas con un café, cuando, de
repente, lo vi, el correveidile que me ayudaría a resolver mi último caso.
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